Entre ranchos de chapas y cartones,
profano monumento a la miseria,
ecuación del humano con bacteria,
es cambiada por vientos de elecciones.
Se nutre con promesas e ilusiones,
uniendo la ciudad con perisferia,
se explica la pobreza como histeria
por absurdas mentiras y obsesiones.
Pero nunca figura en los catastros,
es zona marginal de vagos sueltos,
resabios de las viejas montoneras.
Del Reino de los cielos, son hijastros,
su paga es el sobrante de los vueltos,
pero deben jurar nuestras banderas.
cuanto sabes y que arte
ResponderEliminar¡Impresionante!
ResponderEliminarVolveré
Un abrazo