Nuestro piso es la suma de fragmentos
configurando por debajo un cielo,
y al diluirse formará un subsuelo,
intervalo cerrado de momentos.
Si rotamos el eje de los vientos,
el saber será parte del consuelo;
no se podrá modificar el duelo,
de amores peregrinos de los muertos.
Pero sí, el pintar un nuevo lienzo,
con el verde color de la esperanza,
en un marco de pájaros y flores.
Y el final , permutará en comienzo,
perdiendo el equilibrio la balanza,
por exceso de brillos y esplendores.