Perfume de arrabal, mi barrio viejo,
volando barriletes en el cielo,
con hilo de dolor y desconsuelo,
te subo a la tristeza del cortejo.
Dibujo la existencia en un bosquejo
y empiezo a transitar el largo duelo.
He sido solamente un ladronzuelo
hurtando propia imagen del espejo.
Hoy vivo un virtualismo paralelo,
me sobran los amigos, no me quejo,
están acompañando mi desvelo.
Añoro de lo simple lo complejo,
el beso con sabor a caramelo,
y hallar en tu mirada mi reflejo.