Atravieso la ciudad
y en el torrente
me revuelco, me mezclo, me confundo
con millones de copias similares
que aseguran a gritos
ser mi gente.
No escucho sus voces,
sólo ruido,
sus imágenes están distorsionadas,
son sólo formas,
no veo sus miradas.
Y entre tanta soledad acompañada,
reclamo en mi ocaso
tu presencia nívea,
conjunción del arco iris,
con los colores
del amor y del fracaso.
Solo exijo
la pureza de tu alma
con la experiencia
de noches con atajos;
a la mujer
en mis sueños dibujada,
para vivir y morir entre tus brazos.
Bellísimo poema, trasunta otra dimensión y en la coronación vuelve a la "vida-sueño", para morir en los brazos de la amada...Arrobante!
ResponderEliminarSublime poema MAESTRO!! parece que hoy hubiera entrado en mi cabeza!!una verdadera conjunción entre el tiempo,cósmico y el amor.!!!
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